Empezamos la semana con una casa de lo más acogedora. Esta antigua forja, situada en un ciudad de Polonia ha sido restaurada por su propietario con mucho mimo y cuidado. Respetando la arquitectura y la esencia de la casa, ha sabido aprovechar sus 140 metros cuadrados dándole importancia a la altura (se deshizo del falso techo para dejar las vigas a la vista y ganar alturas de 6 metros) y tirando tabiques para dejar espacios abiertos y continuos.

Blanco sobre blanco (que ya sabéis que es algo que me encanta) y algún toque de gris en las paredes para resaltar detalles. Muebles de los 40, 50 y 60 para ganar autenticidad y ambientes confortables y tranquilos.. Otra idea que me enamora es el patio central de la casa, en torno al que giran las puertas-ventanas y que permite la entrada de luz y la sensación de que esos metros exteriores se "meten" en el interior ganando amplitud.